Vida del proyecto

Erradicación de la desnutrición

Una niña baila. Lleva un zapato puesto y sostiene el otro mientras se balancea alegremente al ritmo de música imaginaria. Su madre mira una y otra vez a su hija de año y medio, pero su atención, junto con la de otras madres reunidas en una pequeña habitación de las instalaciones médicas Centre de Santé del distrito Rulindo de Ruanda, está en la enfermera del centro que explica la importancia de una nutrición apropiada para sus bebés y ellas mismas durante el embarazo o al dar el pecho. Las madres y los niños de esta sala son destinatarios de la papilla enriquecida elaborada por Africa Improved Foods (AIF) y distribuida por el Gobierno de Ruanda para apoyar las campañas de nutrición y combatir los retrasos de crecimiento en el país.

Las madres han traído a sus bebés para pesarlos y medirlos a fin de evaluar el progreso de su desarrollo. Cuando vienen para una revisión médica, asisten a una clase y luego reciben más cereal enriquecido, que han aprendido a preparar en clases similares.

Las madres reciben gratuitamente el cereal enriquecido elaborado por AIF como parte del programa Mil días del Ministerio de Salud de Ruanda para combatir los efectos de la desnutrición, especialmente en los críticos primeros 1000 días de desarrollo, desde la concepción hasta los dos años de edad.

De un vistazo

4 millones
kilogramos de cereal enriquecido producidos
Desde el comienzo de producción hasta finales de 2017, AIF produjo 4 millones de kilogramos de cereal enriquecido para el gobierno de Ruanda.
37 %
de niños afectados por retraso de crecimiento
Casi el 37 % de los niños menores de cinco años en Ruanda sufre retraso de crecimiento, según el informe de Análisis Global de Vulnerabilidad y Seguridad Alimentaria de 2015 elaborado por el gobierno.
1000 días
el momento crucial
El retraso de crecimiento se puede prevenir si se realizan las acciones adecuadas en esos primeros 1000 días.

Búsqueda de soluciones duraderas

Una joven mujer escucha atentamente a una enfermera que explica cómo prevenir la desnutrición en sus bebés y en ellas mismas. Alimentar apropiadamente su propio cuerpo durante el embarazo, dar el pecho durante al menos dos años y, cuando el bebé tenga seis meses de edad, empezar a complementar la alimentación con la papilla enriquecida que proporciona el gobierno. 

La mayoría de mujeres aquí están dentro del 20 % de la población más pobre del país y no tienen educación, lo que las hace especialmente vulnerables a los efectos de la desnutrición. A todo ello se suma la inseguridad alimentaria, una amenaza importante en Ruanda. El gobierno se ha asociado con AIF para encontrar una solución duradera a ambos problemas.

A pesar de los continuos esfuerzos, casi el 37 % de los niños menores de cinco años en Ruanda sufre retraso de crecimiento, según el informe de Análisis Global de Vulnerabilidad y Seguridad Alimentaria de 2015 elaborado por el gobierno. El retraso de crecimiento es consecuencia de la desnutrición y, en resumen, significa que la altura del niño es considerablemente inferior a la altura media para su edad. Sin embargo, las complejidades del retraso de crecimiento van más allá del crecimiento físico y abarcan un desarrollo cognitivo y orgánico insuficiente, sistemas inmunológicos debilitados y enfermedades crónicas relacionadas con la nutrición en la edad adulta. Aunque las cifras han mejorado respecto al 43 % en 2012 cuando se realizó el último estudio, todavía queda mucho por hacer, principalmente en las áreas rurales, como Rulindo, donde el promedio sigue siendo del 40 % en comparación con el 27 % en las zonas urbanas.

Actuar en los primeros 1000 días

Aunque las estadísticas son desalentadoras, el retraso de crecimiento se puede prevenir si se realizan las acciones adecuadas en esos primeros 1000 días. "Hemos colocado a 46 niños en el programa del gobierno en el Centre de Santé. Todos ellos tienen problemas de retraso de crecimiento y su altura no concuerda con la de su edad", explica Jacqueline Urures, directora del centro de salud y enfermera durante 15 años.

"Necesitaremos más tiempo para hacer una evaluación precisa, pero podemos decir que tres de ellos ya han alcanzado el rango de altura-edad correcto. También vemos que los niños bien nutridos tienen más energía."

La misión de AIF es reducir la desnutrición, no solo en Ruanda sino en toda el África subsahariana, que ha sido fuertemente afectada por la hambruna en los últimos años. La hambruna se agravó por el peor evento de El Niño registrado. Para lograr su misión, AIF también está trabajando para desarrollar una cadena de valor alimentaria realmente sostenible en Ruanda que espera que se extienda a otros países, como Uganda, Congo oriental, Kenia, Tanzania y Etiopia, en los próximos cinco años. "Estamos orgullosos de poder proporcionar alimentos de socorro y otros para combatir la desnutrición, pero hay mucho más por hacer. Nuestra premisa es ayudar a los países africanos a alcanzar un nivel en el que ya no necesiten ayuda internacional y puedan ser autosuficientes económicamente usando las capacidades locales", explica el Presidente ejecutivo de AIF, Amar Ali.

AIF emplea a 300 personas de manera directa, entre ellos a operadores de molinos, que tuvieron que capacitarse para aprender a operar de forma segura y efectiva la fábrica de primera línea construida por Bühler en la zona económica especial de Kigali. Esta fábrica tiene una capacidad de producción de 45 000 toneladas métricas anuales."En África, la necesidad de los productos que elaboramos es extremadamente alta teniendo en consideración la hambruna en África Oriental,"explica Ali."No podemos permitirnos tiempos improductivos. Escogimos a Bühler porque queríamos una empresa de renombre que supiese cómo construir en África y en entornos desafiantes sin comprometer la calidad y que estuviese con nosotros en todos los desafíos. Ha habido momentos complicados y Bühler siempre ha estado a nuestro lado. Uno de los desafíos fue encontrar a personas para operar el molino. Bühler lo hizo y capacitó a nuestra plantilla para operar sus equipos en Nairobi."

AIF inauguró oficinalmente su planta de 60 millones CHF en mayo de 2017, pero ya había comenzado a producir cereales enriquecidos a finales de 2016 para sus mayores clientes: el Programa Mundial de Alimentos (PMA) y el Gobierno de Ruanda. Desde el comienzo de producción hasta finales de 2017, la empresa ha producido 4 millones de kilogramos de cereal enriquecido para el gobierno de Ruanda y 17 millones de bolsas (26 millones de kilogramos) de alimentos de socorro para el PMA. El PMA y el Gobierno de Ruanda no son solo clientes. También son miembros de la asociación público-privada de AIF, junto con Royal DSM (creador del proyecto), la Corporación Financiera Internacional, el Banco de desarrollo holandés FMO y el Grupo CDC con sede en el Reino Unido.

 "No podríamos haber logrado nuestra misión sin la ayuda del gobierno de Ruanda, que es parte interesada, cliente y socio en todos los aspectos", explica Ali.

"El PMA es nuestro cliente más importante. Nos ha permitido crear escala y hacer que nuestros productos sean más asequibles, y sus estrictos estándares de calidad nos han dado la oportunidad de mejorar los niveles globales de producción en el país. Juntos, catalizamos de forma sostenible el ecosistema que nos rodea con este modelo de desarrollo económico."

El mundo necesita pequeños agricultores. AIF puede aportar su granito de arena haciendo que los medios de vida en entornos rurales sean más sostenibles.

AMAR ALI, Presidente ejecutivo de Africa Improved Foods

En la región, para la región

Al adquirir el maíz y la soja para sus papillas de unos 10 000 pequeños agricultores, eliminar los intermediarios y pagarles en el punto de recogida, la empresa respalda los planes del gobierno para fomentar la transformación agrícola. La agricultura contribuye actualmente a cerca del 33 % del producto interior bruto (PIB) de Ruanda, según su Instituto Nacional de Estadísticas. El plan es aumentarlo.

Actualmente, cerca del 70 % de los ruandeses viven de la agricultura. Uno de ellos es la granjera Vestine Akmanizanye. Esta viuda no puede plantar ni cosechar por sus propios medios su campo de 250 metros cuadrados en la provincia del norte. Por suerte, no tiene que hacerlo. Ella es miembro de la Cooperativa de granjeros del distrito de Rulindo, respaldada por AIF, que se encarga de supervisar las 160 hectáreas (1,6 millones de metros cuadrados) de tierras agrícolas cultivadas por 3300 familias. En una mañana cálida y brumosa de septiembre de 2017, se reunieron unos 20 miembros de la cooperativa para ayudar a Akmanizanye a sembrar maíz. "No podría haberlo hecho sola", explica ella en Kinyarwanda, el idioma local del país. El director de la cooperativa, Thacien Hakizimana, traduce sus palabras al inglés. "Las personas que forman la cooperativa trabajan juntas. Trabajamos en armonía para ayudarnos entre nosotros," explica Vestine.

Mejora de los medios de vida y fomento de la inclusión

Cada familia atiende entre 100 y 1500 metros cuadrados de terreno. La mayoría de ellas no tienen acceso a los métodos modernos de cultivo, procesamiento ni almacenamiento. Aquí es donde AIF entra en juego. El consorcio recoge el maíz poco después de la cosecha y lo transporta directamente a sus instalaciones, donde se mantiene el contenido de humedad dentro de los niveles aceptables. "Gracias a la recolección inmediata del maíz cosechado por parte de AIF, hemos conseguido reducir de manera significativa las pérdidas después de la cosecha debidas a la aflatoxina", explica Yassin Iyamuremye, director general de Servicios Corporativos para el Ministerio de Agricultura y Recursos Animales del país.

A los agricultores de las cooperativas respaldas por AIF se les paga en el momento de la recolección, un método poco común pero muy efectivo. Aumentar los ingresos de los agricultores locales obteniendo de ellos los cereales, tal y como hace AIF, mejora sus medios de vida y fomenta la inclusión financiera. "Estoy agradecida de ser parte de la cooperativa y de tener acceso a buenas semillas y fertilizantes. Sin los intermediarios, obtengo un buen precio por mis cultivos", dice Akmanizanye.

Estoy agradecida de ser parte de la cooperativa y de tener acceso a buenas semillas y fertilizantes. Sin los intermediarios, obtengo un buen precio por mis cultivos.

VESTINE AKMANIZANYE, Pequeña agricultora y miembro de la cooperativa

Respuesta a la creciente demanda

Solo tres años atrás, el gobierno tenía dificultares para encontrar un mercado para los cultivos de maíz y soja producidos por los pequeños agricultores, pero ahora tiene que hacer frente a un nuevo problema, explica el director general, ya que AIF consume actualmente cerca de 30 000 toneladas métricas de maíz al año. "Nuestro siguiente desafío es desarrollar una estrategia que les garantice la disponibilidad de las materias primas. Tenemos que implantar un sistema que reduzca el impacto de la sequía y sea flexible ante el cambio climático, y los sistemas de irrigación son una parte esencial para lograrlo". Las cooperativas desempeñan un papel muy importante en la preparación contra la sequía, afirma lyamuremye. "Las cooperativas bien gestionadas pueden marcar la diferencia, no solo en las vidas de los agricultores individuales. También ayudan al gobierno a conseguir su objetivo de aumentar el PIB de la agricultura. Las cooperativas tienen un enfoque exitoso en "enseña a tu vecino"."

Elia Habimana, presidente de la cooperativa del distrito de Rulindo, solicitó este puesto voluntario para ayudar a los agricultores miembros a intercambiar conocimientos de forma activa. Elia es muy respetado y visto como modelo por sus compañeros, explica el director de la cooperativa Hakizimana. "Ser presidente requiere mucho trabajo, pero quiero ayudar a mi gobierno a conseguir un desarrollo sostenible para la agricultura," dice Habimana. "Los agricultores hemos aprendido de los desafíos de la sequía, estamos elevando la calidad de nuestras cosechas y mejorando nuestro rendimiento. Nos hemos beneficiado al 100 % de nuestra asociación con AIF."

La inversión en una cooperativa tiene un propósito mayor que cumplir los objetivos de producción de AIF, explica el presidente ejecutivo de la empresa." En todo el mundo, el 80 % de los agricultores son pequeños propietarios y producen más del 80 % de los alimentos consumidos en el mundo en vías de desarrollo. Tienen un papel fundamental en la seguridad alimentaria y, teniendo esto en cuenta, podemos afirmar que estamos enfrentando un gran problema.

Hoy en día, los jóvenes no quieren ocuparse de las pequeñas granjas de sus padres," explica Ali. "Esto se debe en gran parte al hecho de que estas granjas no han sido rentables en el pasado. Estamos intentando solventar esta situación porque forma parte de un panorama más amplio. Se prevé que la población de África crezca alrededor de 100 000 personas al día entre hoy y 2050. Estas personas necesitan alimentos y trabajo, y el mundo necesita pequeños agricultores para satisfacer sus necesidades de nutrición. AIF puede aportar su granito de arena haciendo que los medios de vida en entornos rurales sean más sostenibles."

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